El texto que hemos leído trata sobre la influencia que tienen las marcas y las grandes compañías sobre el resto de los cosas, llegando incluso a lugares donde jamás podríamos haber imaginado como son los "templos de la educación" es decir los colegios, institutos y universidades.
Esto se debe a que las grandes empresas quieren abrirse hueco entre los jóvenes, que son grandes consumidores, y qué mejor sitio para hacerlo que a través de aquellos lugares donde pasan tantas horas.
Utilizan todas las "armas" que tienen para adentrarse en este mundo, como por ejemplo subvencionando a los colegios e institutos con menor capacidad de recursos para pagarles el material escolar y tecnológico que los colegios más humildes no pueden permitirse. A cambio las multinacionales tendrán la publicidad al alcance de los consumidores que en este caso son los estudiantes.
En la mayoría de los casos estas multinacionales de los que hablamos se han aprovechado constantemente de los centros escolares, puesto que a través de contratos firmados "han deformado alguno de los valores fundamentales de las universidades públicas, incluyendo la transparencia presupuestaria y el derecho a la libertad de debate y a la protesta pacífica en las universidades".
Muchas asociaciones a lo largo de los años se han opuesto a esta pequeña invasión que se está viviendo hoy en día en contra de la educación de los jóvenes, pero a pesar de este hecho nunca se ha presentado un tema de suficiente entidad e importancia que haya hecho reunir a ambas partes para poder solucionar la comercialización de las aulas.
Personalmente me opongo en contra de estas empresas, que si tanto les interesa la educación como dicen, deberían dar un tanto por ciento por pequeño que sea para dichos centros de los que hablamos y sin ánimo de lucro, es decir, que no busquen nada a cambio.
Esto se debe a que las grandes empresas quieren abrirse hueco entre los jóvenes, que son grandes consumidores, y qué mejor sitio para hacerlo que a través de aquellos lugares donde pasan tantas horas.
Utilizan todas las "armas" que tienen para adentrarse en este mundo, como por ejemplo subvencionando a los colegios e institutos con menor capacidad de recursos para pagarles el material escolar y tecnológico que los colegios más humildes no pueden permitirse. A cambio las multinacionales tendrán la publicidad al alcance de los consumidores que en este caso son los estudiantes.
En la mayoría de los casos estas multinacionales de los que hablamos se han aprovechado constantemente de los centros escolares, puesto que a través de contratos firmados "han deformado alguno de los valores fundamentales de las universidades públicas, incluyendo la transparencia presupuestaria y el derecho a la libertad de debate y a la protesta pacífica en las universidades".
Muchas asociaciones a lo largo de los años se han opuesto a esta pequeña invasión que se está viviendo hoy en día en contra de la educación de los jóvenes, pero a pesar de este hecho nunca se ha presentado un tema de suficiente entidad e importancia que haya hecho reunir a ambas partes para poder solucionar la comercialización de las aulas.
Personalmente me opongo en contra de estas empresas, que si tanto les interesa la educación como dicen, deberían dar un tanto por ciento por pequeño que sea para dichos centros de los que hablamos y sin ánimo de lucro, es decir, que no busquen nada a cambio.
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